Equipo editorial
Aquí intentaremos explorar nuevos hábitos y comportamientos capaces de proyectar en las instituciones y en la convivencia lo nunca antes representado como tal. La singularidad de los acontecimientos obliga a una tarea que es al menos doble: crítica y propositiva, destituyente y constituyente. Tras el estallido que ha impugnado las prácticas intolerables de abuso y la disfunción pública y privada, la condición de posibilidad para no quedar entrampados en una repetición enmascarada o aún acelerada de las mismas es deliberar y consensuar activamente los mundos que queremos, o que podríamos llegar a querer configurar. Evitar que la puerta entreabierta sea cerrada con nuevas trabas, supone anticipar imaginativamente, con todos quiebres e incertidumbres que ello implica, nuevos espacios de convivencia y formas de vida, redoblando la crítica al presente con la propuesta de futuros posibles. La tarea impone la creación y socialización de nuevos imaginarios y hábitos de representación capaces de constituir el horizonte existencial amplio para el funcionamiento inclusivo y efectivo del nuevo orden en ciernes. Desde ya, la promoción de imágenes convocantes en que podamos reconocernos en toda nuestra diversidad, lo mismo que el desarrollo de formas discursivas y modelos de simbolización que respondan a los desafíos del habitar contemporáneo.